Esta mañana amanecimos con la noticia de que la FIFA aumentó el número de equipos para el mundial del 2026 a 48 selecciones, dándonos un total de 80 partidos para ese mundial.
¿Por qué este cambio tan repentino (Infantino)?
Literalmente, la respuesta está en la pregunta. Lo que esta nueva FIFA requiere es apoyo; la organización es política, por eso se mueve como los gobiernos de cualquier país, pero al no estar regulada, ni darle cuentas a nadie, más que a ellos mismos, es más fácil y evidente caer en actos de corrupción.
La FIFA maneja enormes cantidades de dinero sin pagar impuestos. Aunque esto seguramente va a cambiar a raíz de los arrestos que se llevaron a cabo el año pasado. En lo que esto llega, se esta administrando la organización con las viejas prácticas. Cada que hay un nuevo presidente, han aumentado los lugares para disputar el torneo más famoso del mundo. Pero ¿en realidad esto ayuda al juego, al espectáculo?
Pensar que las viejas prácticas se fueron con los antiguos dirigentes es inocente. Los que vienen de abajo y llegaron al poder, estaban ya en el seno de la FIFA, pero con un rango menor. Ahora que han llegado a la dirigencia necesitan todo el apoyo posible ¿Cómo se consigue esto? Con promesas, haciendo que los jugadores jueguen más para que haya más patrocinadores, más tiempo y más dinero, del que todos tendrán, seguramente, su parte.
El modelo actual de 32 selecciones me parece que es el más justo y más adecuado para un torneo corto de tanta importancia. Las razones por las cuales es una mala idea son muchas, innumerables diría yo. En primer lugar los jugadores no son máquinas, las grandes estrellas juegan cerca de 60 partidos al año, agregarle más sólo los desgastará o lesionará, ya hemos visto como esto perjudica mucho a los jugadores, a los equipos, a las federaciones, a los hinchas.
Organizarse en grupos de tres tampoco es la idea más brillante. Las combinaciones de los primeros dos partidos hacen que el engaño o los acuerdos y las polémicas sean más fuerte que en nuestros días. Además, le quitaría relevancia a las eliminatorias pues hay demasiado cupo para permitirse fallar y bajaría el nivel de las selecciones inevitablemente; pensando en Europa por que una eliminatoria que unifique toda América se antoja más competitiva, aunque igual de compleja.
Sigo siendo un romántico del juego, un tradicionalista, un conservador si quieren verlo así, pero esta medida sólo beneficia a las empresas, a los hombres de traje que no juegan pero como saborean el botín de la nueva organización del mundial, perjudica al jugador, al torneo le resta competitividad (ahí tienen la Eurocopa con su pobre nivel desplegado), y el aficionado, el espectador tendrá que ver más partidos con menos nivel; sin duda habrá partidos aburridos e intrascendentes para la percepción del respetable. Y eso que ese es uno de los argumentos del presidente de la organización. Que hay partidos aburridos, y que con esto se remediara, hay que recordarle al señor Infantino que menos es más, que la cantidad no suple a la calidad.
Si queremos tener un mejor deporte algo se tiene que hacer, como consumidores y aficionados algo debemos de hacer en contra de esta medida que suena más a un experimento para recolectar dinero, que una preocupación por el deporte, el jugador y el espectáculo.
¿FIFA, el México del fútbol?
Díganme qué piensan ustedes.
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